lunes, 17 de diciembre de 2012

Proclama 10 de diciembre de 2012


Nuevamente nos convocamos un 10 de diciembre para recordar aquel 10 de diciembre de 1948, donde las Naciones Unidas votan la Declaratoria Universal de los Derechos Humanos.
30 Derechos inherentes a las personas del mundo, sin excepción alguna.
Lo que sería virtualmente motivo de alegría y regocijo choca con una triste realidad en América y otros países del mundo en este Siglo XXI.
Han quedado atrás el cúmulo de dictaduras que asolaron desde de los años 60 nuestro empobrecido continente americano del Sur y del Centro.
Que nuestros países sean Estados de Derecho es un gran avance en la lucha por los derechos de los pueblos y las personas.
Los Derechos Humanos son violados en distintos países, empezando por el Norte México, Colombia, Guatemala y Haití. Contemplamos con indignación la responsabilidad de los gobiernos en la proliferación de las maquilas, nuevas formas de explotación laboral por las trasnacionales, sin garantías de ningún tipo en salarios o condiciones de trabajo, especialmente en mujeres y niños.
Muchos trabajadores pierden su vida o su libertad en las luchas por salarios dignos, organización sindical y mejoras laborales. Los Estados de dichos países están directamente implicados en estas prácticas violatorias en el tema de los Derechos Humanos.
Elegimos México en su papel de Estado Impune en el plano de la violación histórica de los Derechos Humanos. Desde los años 60 a los 80 del siglo XX, el gobierno del PRI desarrolla una “guerra sucia” contra opositores políticos y sociales, que llevó sus asesinatos y detenidos desaparecidos a niveles jamás vistos.
En el gobierno de Calderón en el 2006 se firman acuerdos y pactos con Estados Unidos de lucha contra el narcotráfico. Estados Unidos es el primer consumidor de drogas del mundo. A su vez es el principal proveedor de armas y municiones tanto al Estado de México como a los carteles mexicanos de la droga. El autoproclamado garante de la justicia internacional así como su lucha sin pausas contra las drogas, Estados Unidos de Norteamérica lava más o menos 36 mil millones de dólares por año, lavando México otros miles de millones, reconocidos éstos por su alto grado de corrupción.
Pero por supuesto los acuerdos no son sólo por ser Estados limítrofes sino con causales geopolíticas y militares. A partir de esta guerra, México es un país militarizado y paramilitarizado siendo responsable en los últimos 5 años del asesinato de casi 50.000 personas y miles de detenidos desaparecidos.
A pesar del fracaso de sus planes de lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, las políticas para América Latina y el resto del mundo no han variado en escencia.
El desarrollo de políticas de defensa con propuestas a los países en protección y colaboración mutua muestra un importante desarrollo en cantidad. Las bases de Estados Unidos en América Latina y países en desarrollo, con el pretexto de velar por la seguridad del planeta, o sea sus propios intereses, son apoyados por la OTAN y gobiernos serviles.
Los creadores de la Escuela de las Américas varían en algo su entrismo a los países “importantes” (geopolítica y militarmente), yendo a formar (deformar ideológicamente más aún) a los ejércitos y otros actores de la vida nacional. La formación de tropa de elite por los SEAL’S americanos, la ayuda a las escuelas en otros ámbitos, son los famosos espejitos de colores para nuestro país.
Hay silencio en estos temas. No hay debate y así se agrandan más supermanes del mundo: grandes violadores de los Derechos Humanos por los nuevos promotores.
El tsunami provocado por estos sismos imperiales, no es percibido por los obsoletos sismógrafos políticos de nuestro país y del quehacer nacional.
Los Estados Unidos en sus pseudoluchas contra el terrorismo internacional y el narcotráfico realiza hoy en día impunemente las desapariciones forzadas de los que dice son los terroristas. La prisión clandestina, tortura o muerte son el destino de sus víctimas. Guantánamo es sólo una perla en ese collar de la potencia americana. Tampoco el sismógrafo lo detecta. Tal vez mañana, al decir de Bertolt Brecht, vendrán por nosotros y será demasiado tarde.
¿Y en el plano nacional?
Las cuentas les dan bien, correctas.
Pero el Estado es responsable, o debe serlo, de su gente, de su pueblo, y los Derechos Humanos son para todos, sin excepción.
Los presos, no todos, por ejemplo no contamos a Gregorio Alvarez y sus subordinados, los otros, mala gente muchos de ellos, aún por esto se les deben respetar sus Derechos Humanos, y es el Estado el que debe velar por esos derechos de la población carcelaria. No se puede seguir responsabilizando y culpando a los elementos más peligrosos dentro de las cárceles, por sus chantajes mafiosos con los nuevos o más débiles. La responsabilidad final o principal es del Estado.
Las fuerzas represivas dentro de los centros carcelarios, es otro agente violador de los Derechos Humanos. Las famosas requisas que realizan los “cascudos”, en la jerga carcelaria, son muy curiosas: meten garrote a diestra y siniestra y después requisan. Resultado: los cortes, celulares y drogas son siempre demasiados y no los hallan.
Y hablemos de la política más común: hay que dejarlos que se maten, porque así son menos. Los boquetes que alientan el quehacer de las bandas, jamás se rellenan. La alimentación es una afrenta al ser humano. La revisación agrede la dignidad. La recuperación de los presos es una utopía.
En otro plano y para terminar de condenar la parte violatoria: tenemos cientos de miles de uruguayos, niños y viejos, mujeres y enfermos, sobreviviendo entre aguas servidas, zanjas inundables y ranchos que serían una vergüenza como habitación de animales domésticos. El medio condiciona, entre otros, la continuidad generacional. La violencia que genera esas formas de vida, es trasmitida a los niños futuros hombres y mujeres como forma de vida. La única que por ahora están condenados a conocer.
Las responsabilidades se comparten en buena medida. La sociedad toda también es responsable sobre todo en lo que atañe a la transformación de ese Estado violatorio. Es condición necesaria la culturización en Derechos Humanos. En el respeto al otro, al no yo, a todos. Esa lucha nos compete, nos obliga sobre todo a luchar por los más débiles.
Las causas que llevaron al compromiso de aquella generación combativa y sensible al dolor de su pueblo están ahí; distintas tal vez, nuevos tiempos, nuevas miserias.
Están ahí las causas como están ahí los asesinados, los torturados, los detenidos desaparecidos y estarán a través de los siglos.
Como siempre recordar que Todos somos Familiares.
Por Verdad, Justicia y Memoria.
Por un Nunca Más Terrorismo de Estado.


Montevideo, 10 de diciembre de 2012.

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